sábado, 23 de junio de 2007

Donde se aclaran algunas cosas y se toma partido por otras, en el fragmento de una carta dirigida al Cavallero Sicofante

...pues he de notificaros que los gongorinos y los chufas sois la misma cosa, el mismo veneno para las consciencias y los corazones. Los segundos peor aún; porque gongorinos ya hoy apenas existen. "A tal media pecada el huerto ya la ha sagudido" como me confiesa Trotaconventos que se gozaba en exclamar el Cavallero Don Arcipestre, mi precursor, no sin que los carrillos le reventaran de la risa cuando eso decía. Pero los que a si mesmos se dizen chufas son hoy legión. Están por todas partes. Se multiplican, se triplican y se santifican unos a otros con el símbolo apócrifo del pelícano que sacuden desde sus mackintosh chufas con gran deleite. A mi me escuece todo esto y por ello he decidido, voto a Dios, que he de erradicar semejante plaga de la tierra. Y desde las páginas de esta epístola que dirijo a un infiel Gongorino, rareza de estos tiempos, os digo a todos, Chufetas declarados o agazapados como sierpes bajo sus pantallas planimétricas: voto a tal que os he de desterrar de la faz del universo. Que antes de que treinta soles se pongan estaréis rumiando, como mansos borregos, en mis rodillas. Preparaos porque guerra me hais declarado y guerra os voy a dar, yo, Francisco de Quevedo y Villegas, Quevedox, Quépedox, Don Magnus Decum Hispanorum! o como muy chufamente querráis llamarme, me alzo sobre vuestras cabezas y con mi bota aprisionándoles el gaznate contra el polvo escribo mi libelo: !Contra los Chufas!"

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